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El mundo se para si nosotras paramos, porque el mundo se mueve porque nosotras nos movemos. Y hay motivos para parar un mundo como este. Un mundo que nos mata y humilla, que nos hace trabajar por menos dinero que nuestros compañeros, que corta nuestras carreras profesionales, un mundo que nos falta al respeto cada vez que nos mira con desdén o paternalismo. Un mundo que nos violenta con pequeños gestos cotidianos, que cuestiona nuestra diversidad, un mundo que espera que seamos lo que no deseamos. Un mundo machista que este ocho de marzo nos verá de pie, con el espíritu entero y la cabeza alta.
